domingo, 24 de julio de 2011

Escrito sobre el cuerpo de la noche

En los grandes bosques de Ashenvale, erigidos en arboles hasta donde alcanzan la vista, la gran ciudad de Darnassus se alza con gran orgullo, una de las capitales de la alianza. Pero de entre sus arboledas historias jamas escuchadas brillan cual tenues estrellas, escribiendo su destino en el cuerpo de la noche.


En los tiempos antiguos, durante la guerra entre los elfos de la noche y la legión ardiente, una cazadora estaba dando a luz durante el combate, un fuerte y sano varón de tez oscura y cabellos azules.

El regocijo de la elfo no duro mucho, pues gracias a su fortaleza innata, fue mandada el combate dos horas después, pero no sin antes esperar darle un beso en la frente al pequeño y ocultarlo entre los arboles que forraban el paisaje, en el hueco de un gigantesco roble .

La guerra termino con la victoria de los elfos de la noche, pero una victoria con un gran costo en sangre, muchos elfos muertos, entre ellos la dulce madre.

El huerfano lloraba, sientiendose solo en el mundo, con el hambre que lo acababa poco a poco.

Su llanto no hizo mas que llamar la atención de las salvajes arañas que habitan Ashenvale, madres que buscan cuidar a sus crías por cualquier medio que sea necesario.

Cuando una de sus rastreadoras al fin logro encontrar al bebe, no dudo ni un segundo en comer a la pequeña criatura. Pero en el justo momento en el cual iba a hincar sus colmillos en la tierna carne del infante, otros colmillos se hundieron en su propio cuerpo. La rastreadora había sido asesinada por un gran lobo gris, con unas fauces tan gigantescas que la araña entera cabía entre ellas.

El destino no parecía haber sido mas favorable para el pequeño elfo, pero el lobo no presento ningún interés en lastimarlo, ni por hambre ni por placer.

Mas sin en cambio lo tomo entre su hocico del ropaje, y lo llevo a su madriguera.

El niño no derramo ni una lágrima al ver a las feroces criaturas que allí habitaban, al menos 6 cachorros, la madre y el lobo que lo había "invitado" a pasar.

Amamantando al bebe, cuidándolo con su vida, al igual que al resto de los cachorros, así creció entre dos grandes y mortíferos cazadores, es aquí donde este relato comienza.


Relatos de un fantasma habitando aquellos bosques, protegiendo caravanas, sátiros y orcos asesinados sin aparente lucha alguna, aveces con mordidas otras tantas con garras, pero nada certero.

Se decía que era un espíritu de un lobo, probablemente de un hijo de Goldrin, quizá solo un mito. Pero eso no asustaría a la brava druida y mucho menos para su importante misión.

Kubu tenia la tarea de llevar un mensaje a Astranar, la misma Tyrande le había encargado esa tarea. No debía fallar pues los orcos no  tardarían mucho en atacar Astranar para tener el control de la zona y talar todos los arboles que allí vivían.

Sin mas espera, ella emprendió el viaje sabiendo cual peligroso sería.


Llego en hipogrifo hasta Costa oscura, pera después seguir el largo viaje transformada en felino.

Llegando si mayor contra tiempo, la elfo entrego el mensaje, pero justo en ese momento Astranar fue atacada.

Pocos estaban listos para el combate, solo pudieron dar la señal para que los civiles escaparan en los hipogrifos del intendente.

La druida peleo con valentía pero aun así fue superada en números, siendo capturada y mandada en camino al puesto del hachazo, para su humillante ejecución.

Kubu no podía creer que había fallado, a su shan'do y a su pueblo.

No iba a rendirse pero escapar seria difícil, pero no imposible.

Ya se había liberado de sus ataduras, pero seguía fingiendo, pues aunque logro liberarse, cualquier movimiento haría que los orcos la asesinaran, por lo cual decidió esperar al momento de descuido de todos ellos para poder atacar.

Decidió distraer al orco inmediato a ella pues por lo visto no era un genio precisamente.
Ella le insinuó que su compañero al lado de el se quejaba de su olor y su incompetencia, pero el orco era un poco mas inteligente que eso para caer en su plan.
Pero kubu no iba a dejar que su libertad se le fuese de las manos, entonces rapidamente en el momento de descuido del orco, le arrojo una piedra justo en la cabeza para que pareciera que fue obra de su compañero antes mencionado.

Entonces la disputa comenzó, el alto sentido de honor de los orcos hacia que la pelea entre estos dos monstruos verdes fuese inminente.

La pelea fue el centro de atención de todos los guardias de Kubu con lo cual decidió escapar, esta era la oportunidad que estaba esperando.

Pero el crujir de las ramas y hojas bajo sus pies alerto a los guardias.

Perseguida por sus antes captores, Kubu debía correr, informar a la suma sacerdotisa y llevarse a algunos malditos orcos a la tumba.

Sus poderes druídicos, vencieron sin problema a algunos orcos, pero eran mas de 30 los que aun la perseguian.

El cansancio la haría presa de los orcos si no hacia nada, pero era tan grande que ese parecía su inevitable destino.

Fue en el justo momento, debajo del gran roble hueco, cuando la muerte parecía avecinarse, que una flecha cayo sobre el cuello del orco que ejecutaría a Kubu, seguido de una aparente lluvia interminable de flechas.

Los orcos no son precisamente rivales fáciles de vencer, así que las flechas solo lograron replegarlos, pero fue la oportunidad ideal para Kubu de ejecutar a sus enemigos.

La druida se transformo en un feroz oso para poder rivalizar con el poder orco, pero Kubu era aun mas fuerte. Sus ataques diezmaron a mas de la mitad de ellos, mientras que los otros seguían esquivando las flechas que caían desde los arboles.

Pero aun eran bastantes para la druida y su segundo aire, cuando de entre los matorrales apareció una jauría de lobos grises, defendiendo su bosque su territorio, su preciado bosque.

Al terminar la tremenda batalla Kubu, estaba dispuesta a irse de nuevo a Darnassus, pero un orco, que se había escondido tras darse cuenta de que la batalla no los favoreceria, la ataco por la espalda.

"Tanto para nada " pensó Kubu, esperando que la daga del pícaro atravesara su cuerpo.

La sangre broto sobre el rostro de Kubu, manchada casi en su totalidad, pero se dio cuenta de que no era su propia sangre sino la del orco que habia sido partido a la mitad.

Al limpiar la sangre de su rostro ella se dio cuenta de quien era el asesino del orco, un elfo, un elfo de tez oscura y cabello azul.